top of page
Buscar
Foto del escritorAxC

ECUADOR: CAPITALISMO DESCAPITALIZADO SIN RUMBO

Aunque no lo crean hay gente confundida, hace poco en un taller me preguntaron si Ecuador pasó del capitalismo al socialismo del siglo XXI y ahora está volviendo al capitalismo!!! No cabe duda de que el sistema económico de Ecuador es desde hace más de un siglo el capitalismo, un capitalismo subdesarrollado con rezagos aún feudales sobretodo en el medio rural parecidos al huasipungo y caracterizado por una creciente informalidad y un machismo y racismo desembozados o disfrazados.


Nuestro capitalismo subdesarrollado ha generado crecimiento (aumentos significativos del PIB) y desarrollo (reducción de pobreza y mejoras en la educación y salud) durante los denominados "booms", del cacao en la primera mitad del siglo XX y del petróleo en dos oleadas, una en la década de los 70 y otra entre el 2006 y 2013, cuando el barril llegó a superar los 100 dólares.


Entre esos períodos de bonanza, hemos sobrevivido yendo de crisis en crisis, con aumento del desempleo, del subempleo, de la pobreza, de la inequidad, alta emigración del campo a la ciudad y al exterior, deterioro de la salud y educación públicas, conflictividad social y ahora inseguridad y violencia de todo tipo.


Pero, analicemos las diferencias entre rubros como el cacao y el petróleo y cómo han marcado a la economía y a la sociedad.


El cacao es una actividad productiva que viene de lejos en nuestra historia, es precolombino y desde la colonia ya fue un cultivo comercial y de exportación.


Las restricciones de la corona española a su comercio impulsaron el anhelo de independencia y ya en la etapa republicana, el pago en efectivo a los jornaleros en las haciendas cacaoteras de la Costa fue un acicate para salir del huasipungo, porque los campesinos indígenas que bajaban a la Costa a cosechar cacao se dieron cuenta de que su trabajo debía tener un pago monetario y lo comenzaron a exigir también en sus lugares de origen.


Otro rubros productivos que han impulsado la economía del país y las relaciones laborales han sido el banano y el camarón. Ambos son rubros de exportación, que no solo generan divisas sino una modernización de las relaciones de producción, porque tener trabajadores asalariados y con seguridad social ya es un paso de avance para superar el subdesarrollo.


El petróleo es una actividad extractiva, en rigor no se lo produce, ya está en la naturaleza y sus precios internacionales son una lotería, emplea relativamente menos mano de obra directa y mal manejado, como ha ocurrido, es fuente de contaminación.


Algo similar ocurre con la minería, cuya versión ilegal atenta contra el medio ambiente y ha sido tomada por las mafias.


Los recursos del petróleo han sido una importante fuente de ingresos estatales para la construcción de infraestructuras básicas y también para la inversión social.


Hemos tenido entonces algunos rubros productivos agrícolas y de acuacultura de exportación con inversión privada y unos extractivos también de exportación, que han generado riqueza desde el Estado y multinacionales.


Esta realidad y los modelos de gestión de esos negocios han ocasionado la convivencia de dos culturas económicas incompatibles.


Una cultura del trabajo por iniciativa propia, consumo moderado, ahorro, reinversión, honestidad y progreso y en el otro extremo, la comodidad, el paternalismo, el despilfarro, el eterno déficit y su correlato de endeudamiento agresivo, la corrupción y la pobreza.


Lamentablemente, la cultura de la corrupción y el paternalismo viene predominando y ha contaminado a una parte del sector privado, la burguesía virtuosa está siendo desplazada de la economía y la política por una burguesía tóxica y mafiosa.


Entonces, en el fondo del fondo nuestro problema no es económico sino cultural, Trabajo o Corrupción, ese es nuestro dilema!


La crisis actual se agrava por la descapitalización del sistema, que se evidencia no solo en las cifras macro, sino en el deterioro de las carreteras y calles, los apagones, la vetustez de las maquinarias y equipos, y más preocupante aún, en el capital humano: se están yendo los jóvenes y los niños, la gente más preparada y los que se quedan, reciben una educación deplorable y una asistencia de salud de baja calidad, con altos niveles de malnutrición, en un clima social de inseguridad y violencia. No solo que no exportamos valor agregado sino tan solo materias primas, sino que ahora exportamos la mano de obra.


El panorama es complicado y critico, la política tampoco ayuda a resolverlo sino que lo daña aún más.


¿Qué hacer? Plantear un cambio cultural con los niños y jóvenes como máxima prioridad social teniendo a la mejora de la educación (valores e instrucción) como epicentro.


En segundo término, priorizar las actividades productivas de exportación y el turismo, estimulando la cultura del ahorro, inversión y de generación de empleo desde el sector privado, con apoyos del Estado en puntos críticos, no como subsidios necesariamente sino como acceso a infraestructuras y servicios de calidad.


Aprovechar los recursos de una extracción petrolera y minera responsable para financiar esas infraestructuras y servicios y no para la corrupción.


Si queremos un cambio económico tenemos que hacer un cambio cultural.


No importa si vuelve a subir el precio de las materias primas o del petróleo, si no hay un cambio cultural hacia el TRABAJO y contra la CORRUPCIÓN seguiremos sin rumbo, de tumbo en tumbo en nuestro "municipal y espeso" capitalismo subdesarrollado y descapitalizado.

21 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page